domingo, 18 de agosto de 2019

63. Tergiversación


Iba por las calles con flores para Mariana. Había quedado con unos mariachis para llevarle serenata esa noche y en una hora debían estar frente a su casa.

—Le estás causando problemas —me dijo su prima—
—¿Eso es verdad? —le pregunté a Mariana. Ella se levantó y me abrazó, me miró, luego las flores, al final el suelo, y un poco triste suspiró, pero no dijo nada— ¿Qué problemas puedo estar causándote?
—Es mejor que dejes de verla —dijo su prima. Mariana no contestaba—
—Bueno, eso lo tiene que decidir ella —la prima hizo una mueca de molestia y, mirándome, alzó las manos como diciendo “haz lo que quieras”, pero yo me dirigí a Mariana y le pregunté— ¿Quieres que deje de verte?
—No sé —ella contestó lentamente, después de un largo silencio.
Estaba molesto y confundido por las pocas razones que Mariana me daba, los mariachis que iban a venir, y las flores que ya tenía en su mano. Por eso volví a preguntarle.
—No sé, Julián
—Entonces… mejor me voy

Me despedí de ella aturdido, sin esperar otra respuesta. De su prima lo hice secamente y a distancia, porque la aversión que percibí en su mirada no me dejó acercarme.

Llamé a los mariachis, y me fui con ellos mariachis a Garibaldi.

Naucalpan, Estado de México, sábado 17 de octubre de 2009


De https://www.espanol.skyscanner.com/trip/ciudad-de-mexico/cosas-para-hacer/plaza-garibaldi

62. Cypher


Tengo unos amigos que graban canciones de vez en cuando, y a veces se juntan con compañeros de otras carreras para tocar la guitarra, improvisar rimas o hacer batallas de rap en los jardines de la escuela. El viernes antepasado me invitaron, y después de un rato me animé a improvisar algunos versos sobre los ritmos de una guitarra y un bongó que tocaban. Mariana pasó con su mamá en ese momento, y ambas miraron hacia nosotros sin detenerse, escuchando todo. En silencio, ella hizo un “¡ooh!” de admiración con los labios y me sonrió mientras se alejaba. A mí se me trabó la lengua, mientras todos se burlaban y me preguntaban por ella.

Desde ese día me pide que le escriba cuando la visito, y a veces terminamos cantando. Pero antier que pasé a verla estaba con una de sus primas, y al presentarnos, me di cuenta que no le agrado. La prima mencionó a un tal Rodrigo y Mariana se puso seria.

Pero se interesa por mí y eso es lo que importa.

Naucalpan, Estado de México, sábado 3 de octubre de 2009


De https://pixabay.com/es/vectors/banda-cantantes-m%C3%BAsicos-m%C3%BAsica-rap-150359/

61. Pantomima


Un día que salí temprano de la escuela y no pensaba encontrarme a la edecán me dirigí al periférico a tomar el camión, y al pararme en la esquina a esperar el semáforo la vi doblar la esquina de enfrente. Me puse nervioso y dudé un poco, pero decidí hablarle. El momento era perfecto: iba sola y había poca gente en la avenida. Pero había demasiados coches y microbuses y el semáforo no cambiaba de color, así que le grité “¡oye!” dos veces. Ella no me escuchó, era mucho el ruido. Entonces empecé a caminar a su paso sobre la banqueta contraria, y a agitar los brazos y a brincar creo que me estaba volviendo loco y ella me miró primero de reojo, luego de costado y después se detuvo. Me reconoció y volteó a ambos lados, y como no vio a nadie empezó a reír y me hizo señas como diciendo “¿qué quieres?”, porque a esa distancia nuestras voces ni se escuchaban. Muy contento, le hice una seña con la mano para que me esperara. Apenas unas horas antes le había rogado humildemente a Dios que me sorprendiera con un milagro. Y mira.

Cuando el semáforo se puso en rojo caminé hacia ella, y cuando la tuve frente a mí me quedé sonriendo muy quieto. Ay, si hubiera podido detener ese momento. Ella tampoco dijo nada y sólo me miro con sus ojos escandalosamente bellos y alegres. Pasaron unos momentos, y como vio que yo no decía nada, me dijo entre risas:

Hola
Hola le respondí

Y me quedé callado otra vez, para sentirla cerca, mirarla y escucharla. Entonces ella hizo un gesto con la cara y las manos como diciendo “¿qué?”. Con esfuerzo salí de mi asombro y le pregunté su nombre.

Mariana ¿y tú?
Julián... te he visto muchas veces cuando salgo de la escuela, sólo que siempre vas con una señora y... por eso no me he acercado.
¡Ah! Es mi mamá. Sí te ha visto empezó a reírse y me contagió.

No pude ni quise hablar más de su mamá y le pregunté dónde vivía. Me dijo que a unos pasos de ahí. Luego le pregunté si podía verla de nuevo y dijo que sí. Estudia Derecho en la Facultad, está en séptimo semestre y sólo va por las tardes. Le dije que estudio Matemáticas y que voy en noveno, que debería haber terminado ya, pero estuve trabajando un año completo antes de venir a México. Después platicamos un poco sobre la tienda en la que ella trabajaba como edecán y yo como promotor. Ésta vez no quise irme “para dejar encendida la flama” u otra tontería de esas, y decidí quedarme hasta que de verdad no tuviera nada que decir o ella quisiera irse.

Naucalpan, Estado de México, viernes 18 de septiembre de 2009

De https://pixabay.com/es/illustrations/hombre-feliz-bailando-tejedur%C3%ADa-1458632/