domingo, 4 de marzo de 2018

8. Partículas luminosas 2


Era un miércoles por la tarde cuando ella se levantó, se despidió de todos y se dio la vuelta con una sonrisa, llevándose rayos de sol entre el cabello, dejando partículas luminosas detrás de ella. Intenté tomar un puñado, pero se me escaparon. Llevaba un pants negro, amplio de arriba y ajustado abajo (luego supe que a ese tipo de pantalones se les llama joggers). Caminé rápido para alcanzarla.

Hermano, ella se llama Lissete, igual que la que hice reír a los siete años, ¿te acuerdas?

—Lissete… —ella se volvió con una sonrisa y caminó más despacio para esperarme, luego reanudamos la marcha con normalidad—, hola. ¿Ya acabaste?
            —¿Qué?
            —Tus clases por hoy.
            —Sí, ya no tengo nada.
            —¿Haces otra cosa aparte de venir a la escuela?
            —No, sólo eso. Bueno, aquí sólo vengo a clases de idiomas, iba a meterme a clases de danza, pero no me da tiempo de otra cosa, me dejan un montón de tarea, y además en las tardes trabajo con mis tíos, tienen una papelería. ¿Tú estudias aquí?
            —Sí
            —¿Qué estudias?
Matemáticas Aplicadas y Computación
—¿En qué semestre vas?
—Primero, ¿y tú? ¿estudias aquí también?
            —No, yo estudio Biología en el Politécnico, voy en tercer semestre
            —Te gusta la danza ¿verdad?
            —¡Me encanta! ¿porqué?
            —Porque te vi en una de las clases de danza hace unas semanas
            —Ah, sí fui a ver una clase, pero no recuerdo haberte visto… Entonces ahorita te toca clase ¿no?
            —Sí, ya en unos cinco minutos. Y, ¿te gusta bailar algo más, además de danza clásica?
            —Claaaro… ¿porqué?
            —Tengo compañeras que a veces llevan pants como el tuyo
            —¡Lo notaste en el pants!… Amm…, no sé, está cómodo. Me gusta.
            —Se ve —no se me ocurrió otra cosa que decir—
            —¿A ti te gusta mucho bailar?
            —Sí… también hay veces que entreno con unos amigos que bailan breakdance, me están enseñando. Podrías venir.
—No sé, te digo que hay poco tiempo. Por ejemplo, ahorita mi tía ya viene por mí. Esque no me gusta irme en camión ni en micro —sonreía—, como viene por mi primo…
            —¿Entonces ya te tienes que ir?
            —No… como en dos minutos —soltó una carcajada.
            —Bueno… ¿dónde estudia tu primo?
            —En el colegio Q***.
            —Ah, no lo conozco
            —Está acá arriba como a cinco minutos.
            —Ya
            —Te llamas Julián, ¿verdad?
            —Sí
            —Me pareció verte hace unas semanas en el camión, cuando iba para mi casa…
            —Ah… creo que sí…
            —Sí, Juliáaaan, eras tú, no me quitabas los ojos de encima —y soltó una risita, luego volteó hacia el estacionamiento y dijo—, ay, creo que ya me tengo que ir, ya llegó mi tía… bueno. Adiós.
            —Adiós.
            —Cuídate.
            —Igual.

Y se llevó su sonrisa.

Naucalpan, Estado de México, sábado 24 de septiembre de 2005

Imagen tomada de https://www.shutterstock.com/video/clip-1160956-stock-footage-dust-particles-in-a-ray-of-light-against-dark-background.html