Hemos preguntado si vale la pena luchar, y se nos respondió que para eso
nacimos.
Para ampliar los horizontes y saltar fronteras físicas y mentales.
La sangre que emana también cierra
la herida. La nube que se deshace en pedazos después de mucho andar, se vuelve
a juntar más adelante. El mosquito prefiere morir aplastado que morir de hambre.
La oruga se encoge de hombros y sigue por el suelo, porque sabe que es
necesario y temporal. Porque sabe que va a volar.
Ven mariposa,
flor de aire,
trae la miel de inspiración
a los poetas de la calle.
A esta lluvia,
usualmente indomable,
intentemos con tu canto
suprimirla ahora que arde.
Naucalpan, Estado de México, martes 4 de abril de 2006