miércoles, 7 de agosto de 2019

48. Acceso de personal


Qué guapa vigilante la de hoy. Un poco mayor que tú. El uniforme enmarca su linda silueta. Encontrar una vigilante así te desconcierta, y más cuando sus ojos castaños te miran pidiéndote una identificación, mientras observas los mechones claros de su pelo luchando por salir de la gorra que lleva. Como ella es muy bonita, inexplicablemente decides ser frío y distante, y metes la mano en la bolsa de tu pantalón para sacar la credencial de elector.

Ah... ¡no está!

Luego miras a la vigilante sin decir nada, y ella muestra una sonrisita. Hay tres personas detrás de ti que esperan entrar, y aunque no te han dicho nada ni muestren molestia, te pones a buscar la credencial en tu mochila con movimientos apresurados y torpes. Cuando por fin la encuentras, la ves a los ojos para decirle muy serio “tome”, y se la entregas. Entonces ella sonríe más, y te pregunta que si te pone nervioso. No sabes que contestar. Como hay tres personas esperando, asientes con la cabeza, y sonriendo le das las gracias y te alejas. Pasos más adelante escuchas la risa de ella y algunos comentarios divertidos en voz baja. Pero no volteas.

Naucalpan, Estado de México, jueves 22 de mayo de 2008



47. Área de vinos y licores


Tu paso impasible de promotor se vuelve lento porque trabajar en varios lugares al día es cansado. Pero no todo es malo, pues la edecán de los vinos y tú se miran de reojo y a veces de lleno. Aunque hay demasiado trabajo y al terminar aquí tienes que ir a la siguiente tienda. Y el jefe de piso exige que termines de acomodar esos garrafoncitos conforme a su capricho o no pone su firma en tu hoja de asistencia. Y así no podrás cobrar tu semana completa. Pero ella está parada ahí, con su pantalón negro y su blusa roja de Tecate. Hermosa de pies a cabeza. Piensas que aún eres joven y puedes encontrar trabajo en cualquier otro lado si tienes problemas acá. Y si ya no eres tan joven, puedes encontrar otro trabajo también. Mientras sigas vivo todo se puede. Intuyes que sólo cosas buenas pueden salir de aquello.

Llega tu supervisor y te lleva a otra tienda porque urge que ayudes allá. Qué mala pata, no te acercaste y esperas volverla a ver. Lástima, edecanes que ves así de guapas los fines de semana, sólo trabajan los fines de semana porque son estudiantes, y constantemente las cambian de tienda. Tendrás que esperar hasta el siguiente fin para ver si de casualidad la miras de nuevo.

Naucalpan, Estado de México, sábado 3 de mayo de 2008