Soñé que la felicidad se escondía
en las montañas, fuera de cuatro paredes cualquiera y en la mujer que me espera.
Soñé que escribía poesía a lo largo de los milenios, abrigado por la naturaleza.
Quiero aferrarme a lo que se ha mantenido impasible durante todo ese tiempo:
las estrellas, el sol, la luna, las nubes, montañas, mares, desiertos y viejos
bosques. Quiero aferrarme a las estrellas.
Pues todas las carreteras se
quiebran en algún momento. Todos los edificios se vuelven ruinas.
Naucalpan, Estado de México, Martes 27 de septiembre de 2005